Chimeneas
Habitando el paisaje de los tejados Orgaceños, encontramos numerosas chimeneas que son mucho más que una simple solución arquitectónica: la chimenea se ha considerado, tradicionalmente, el corazón del hogar; no sorprende entonces que el punto en que quema el fuego sea designado con el mismo término: hogar. Asimismo, se habla de calor de hogar como metáfora del sentimiento de abrigo que proporciona la morada. Las chimeneas son un valioso indicio de costumbres resultantes de una experiencia de siglos: su altura, su forma cilíndrica, prismática o tronco-cónica, y la orientación hacia el viento dominante, para conseguir la mayor eficacia y no dar lugar a que se verifiquen estos refranes : «Chimenea que tira poco, el humo a los ojos.»
En Orgaz, se encuentran parcialmente abiertas al cielo, debido a la escasa pluviometría de nuestro clima. Encaladas y de forma trapezoidal, en disminución hacia el cielo, suelen estar colodas en la esquina de la nave de la casa. Suelen rematarse con ladrillos que se apoyan entre sí con teja árabe. Las chimeneas de las estufas de leña, suelen ser más humildes en forma circular de hojalata.
En algunos pueblos es creencia popular que ciertos maleficios podían entrar por las chimeneas, razón por la que éstas se remataban con el llamado «espantabrujas», que podía revestir diferentes formas. En algunas casas orgaceñas suelen rematarse de esta forma el «lomo» del tejado con remates de teja en forma de lengua de reptil. También se puede encontrar este detalle en algunas chimeneas.
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